La otra tarde, mientras los tambores de la semana santa retumbaban por las calles de Granada, mi hermano Victor y yo grabábamos algún que otro poema, yo con mi voz, él con sus acordes ‘a vuelo pluma’. Es increíble cómo acarician sus dedos las cuerdas de su guitarra. No había notas musicales escritas, solo me dijo: «Tú dímelo, ya te sigo yo»
He de decir que la calidad del sonido es pobre, pues se grabó con mi «móvil patata» pero, esta mañana escuchando la grabación, una y otra vez, no he podido reprimir mis ganas de componer este humilde vídeo, con mis fotografías, mi voz y su guitarra. Disculpad mi atrevimiento, pero sobre todo no se lo digáis a él, tan exigente con su música, tan mágico,¡ tan artista!
¡Feliz tarde de primavera!
Muchas gracias por tus palabras Elena, activan las ganas.
Un saludo cariñoso, desde el Sur
Me encanta tu poesía, está llena de metáforas de luz y de sensaciones. Magníficas fotos y por supuesto magia lo que sale de esa guitarra. Espero que no abandones este blog y sigas teniéndolo activo. (: