Letras desde Álora

Mujer en la Playa, Antonio López (1959)
Mujer en la Playa, Antonio López (1959)

A Perseida,

de Mª Teresa Cobos Urbano
Quizás la fama atraiga
la envidia de los débiles
conjura de los necios
Nada
Quizás la fama dañe
quizás limpie la acera
mediocres lastimeros
seudo profetas
o
puede que traiga
aduladores ciegos
falsos trovadores
malsanos poetas
Pero si un corazón
limpio como el tuyo
se acerca a mi puerta
a escuchar mi verbo
a cantar mis letras
Me doy por pagada
acepto el peligro
de este enemigo
que me circunvala.

Querida mía…

¿Qué decir
cuando tus versos
acallan mis palabras
y hacen temblar los pulsos
Y vibrar las carnes
y sentir los miedos
y mirarme adentro?
….
Querida mía…
mil gracias, mil besos
mil te quieros.

Mj Sierra

La poesía es un arma cargada de Celaya

Poesía Visual, obra de Juan de Loxa en el libro La poesía es un arma cargada de Celaya. Textos de Gabriel Celaya, Marcos Ana, Javier Egea, Eduardo Castro, Carlos Álvarez, Manuel Gerena, Fanny Rubio, Juan de Loxa, Juan José Téllez, Marta Sanz, etc. Dibujos: Andrés Vázquez de Sola

 

La poesía es un arma cargada de futuro

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Gabriel Celaya

Ciclo Poesía en el Palacio: Antonio Jiménez Millán

Este jueves, 16 de Febrero de 2012, a las 20.30 horas tenemos una nueva cita con la poesía en el Palacio de los Patos, Granada.

En esta ocasión el poeta y novelista Alejandro Pedregosa, nos presentará a Antonio Jiménez Millán (Granada, 1954), catedrático de Literaturas Románicas en la Universidad de Málaga. Entre sus libros de poemas cabe destacar La mirada infiel, Antología poética 1975-1998 (Diputación Provincial de Granada, 2000), Casa invadida (Madrid, Hiperión, 1995), Inventario del desorden (Madrid, Visor, 2003) y Clandestinidad (Madrid, Visor, 2011). Ha recibido los premios internacionales de poesía “Rey Juan Carlos I” en 1986, “Ciudad de Melilla” en 2002 y “Generación del27” en 2010.

He aquí una muestra de su poesía:

AULAS

No són distints la vida i l´art, vas dirme.”

                                   Joan Margarit (“Els primers freds”)

A Pere Rovira y Celina Alegre

Olvidarán la luz de una tarde de octubre,

la claridad que llega hasta el fondo del aula

y más tarde la lluvia, el primer frío,

cuando el otoño avance con su caudal de sombras,

porque aún tienen tiempo,

todo el tiempo del mundo,

y puede que el olvido sea también

reino de juventud, como dijo el poeta.

Quién sabe si algún día, lejos ya de las clases,

volverán a los versos que yo les explicaba

entre manchas de tiza y un viejo borrador

que pasa sobre nombres, fechas, títulos,

imágenes nocturnas,

metáforas de nieve y desencanto,

islas perdidas, fértiles, donde aguardan enigmas.

Ahora,

esta tarde tranquila es como un brindis

por el príncipe oscuro en su torre abolida,

por la infinita vanidad de los ritos solemnes,

por todas las palabras que han convertido en oro

el barro suburbial de las ciudades,

por el aire de vidrio

que cruza la mañana frente al mar

y se parece a un sueño.

Quise decirles

que el arte no es distinto de la vida

y a veces nos reserva,

en medio de la noche más cerrada,

una pasión antigua, un gesto cálido

igual que el sol de octubre

a principio de curso.

                 (Clandestinidad, 2011)

La imagen, Aquí

Mi Mano Con Regocijo, por Inma Campos Lara

 

 

Mi mano con regocijo
borra del pozo el blanco rostro de la luna
El silencio duerme enredado en los luceros
la sombra profunda y helada de la noche
se pierde con la aurora.

Derrama el sol hilos de oro
en el rincón más oculto de la alcoba.
Mis manos aun húmedas
te mojan la frente de luna.

Veo crecer la mañana en tus ojos
en el aleteo joven de tu corazón inquieto,
en la sabia fresca de tus labios
en la abigarrada primavera de tu cuerpo.

El sol se levanta triunfante
sobre las sabanas
desnudándolas de misterio,
se estrella furioso en las paredes
traspasando el umbral de la puerta.

Tú, como pereza dormida
sonríes dulcemente
proyectando sobre mi tu sombra.
El agua de la luna de tu frente
me cae sobre los párpados.

El sol se ha alejado indolente
Ahora estamos solos tú y yo
como dioses, bebiéndonos las sombras.

Inma Campos Lara

Imagen: Mj Sierra, Luna de Sombras 

Mar, loco perpetuo


Para olvidarme de por qué he venido,

de para qué he nacido, hemos nacido,

vengo a mirarte, mar, loco perpetuo.

(…)

Juan Ramón Jiménez

Te echo de menos, mar…

¿Qué tiene tu brisa que

enaltece sin errar

ni dañar nunca los límites

sobre la herrumbre de mi alma?

Vuelve pronto. Date prisa.

La rutina ha ordenado podarme las alas.

M. J. Sierra